Crónicas

Él Mató a un Policía Motorizado en Sant Jordi Club: Derrumbar mi casa y empezar de nuevo

Los platenses vinieron a Barcelona a despedir Súper Terror y festejar 15 años de visitas a la Ciudad Condal

El escenario es más bien precario. Hay gente que presta atención al show, pero otros están de espaldas mientras hablan entre sí. Son más los curiosos que los que realmente conocen a la banda que tienen enfrente. Típica situación en un festival tan grande como el Primavera Sound. Es 2010 y Él Mató a un Policía Motorizado toca por primera vez en Barcelona, en una tarde de sol, con las Tres Chimeneas de Sant Adriá, los paneles solares del Parc del Fòrum, y un grupo reducido de personas como testigos.

El flashback se termina: 15 años y 25 shows después, los platenses llegaron al Sant Jordi Club, en el recital propio más grande de su historia con Barcelona. Ya quedaron atrás las presentaciones en los Primavera Sound, la Sala Sidecar, Apolo y Razzmatazz. Un camino similar al que hicieron en Argentina, desde las primeras fechas en La Plata, a Niceto, al Teatro Colegiales, los Konex y de ahí a Obras o el Luna Park.

Son las 21.05 de esta fría noche de sábado y las luces se apagan. Las siluetas de los integrantes de Él Mató se dibujan entre la bruma colorada que se forma con las luces y el humo. Se oyen los primeros acordes de «El magnetismo» y a Santiago cantar que «En este mundo peligroso tenemos que estar juntos». El concepto apocalíptico está instalado desde el comienzo mismo del show. Pero también que la salvación es aferrarte a un amigo, a un amor o a alguien que quieras. O a algo que adores, que puede ser un disco, el fútbol o una serie de televisión. Nadie se salva solo.

Suena «Sábado» y otra vez es imposible no pensar en el recorrido. Cuando esta canción sonó por primera vez, eran cuatro pibes en un garaje: Santiago en bajo y voz, Guillermo en batería, Manuel y Gustavo en guitarras. La Plata tenía 121 años de vida. Ahora son Santi Motorizado, Doctora Muerte, Pantrö Puto y Niño Elefante, y a ellos se sumó Agustín «Chatrán Chatrán» Spasoff como quinto integrante en 2012. La Plata cumplió 143 y esta banda tocó en Plaza Moreno hace un par de días para celebrarlo ante 100 mil personas.

De ese garaje con los padres de Dra. Muerte como público a ese marco, en poco más de dos décadas. Y de vuelta a Barcelona, con un no oficial sexto Él Mató sobre el escenario. Por momentos, Pablo Mena pone un segundo beat, pero también pandereta y otras delicadezas percusivas. Aparecen «Un segundo plan» y «Moderato» las primeras canciones en el setlist que provienen de Súper Terror (2023), el disco que vienen a despedir en esta gira europea.

«Gracias por venir a esta noche tan especial. Tantas veces vinimos a Barcelona y esta noche quizás sea la mejor de todas», afirma Santi antes de «La noche eterna». La gente corea «Dame algo esta noche / esta noche es especial / Tan brillante como el oro / en la oscuridad» y le da la razón. A partir de allí la lista irá pivoteando entre el último disco, La Dinastía Skorpio (2012) y La Síntesis O’Konor (2017), o sea los tres álbumes que consolidaron el sonido de la banda, los que expandieron sus horizontes dentro y fuera de Argentina.

Ellos tres son el núcleo sonoro actual del grupo, donde se condensa su búsqueda compositiva. Como ejemplos pasan «Diamante roto», «Más o menos bien», «Terrorismo en la Copa del Mundo» (donde suman como invitada en la voz a Pau Vegas) y «Tantas cosas buenas». Y principalmente «El tesoro», que en esta noche Santi se la dedica a «la querida ciudad de Barcelona». Entre «Medalla de oro» y «Coronado», Niño Elefante toma el micrófono para saludar a Pedro, su hijo. «Por primera vez viene a verme», confiesa. «Voy a disparar al aire» y «Yoni B» son la previa a «Excalibur», donde la estrella fue una espada que se elevó entre el público. Inflable, claro. Luego uno de los picos más altos del show: «El mundo extraño». Esta canción sirvió para hacerlos conocidos aquí cuando en 2017 Amaia la cantó en Operación Triunfo. Una banda indie argentina en la voz de una participante del reality de talentos musicales más importante de España. Así de extraño es este mundo.

«Vamos a hacer la última…», anuncia Santi. Mientras todos piden que no sea así, completa la frase con «La última de esta parte del recital». Entonces es el momento de «Chica rutera» parte de otra trilogía, la del nacimiento, vida y muerte, Navidad de Reserva (2005), Un Millón de Euros (2006) y Día de los Muertos (2008). La celebración de estos tres EPs, con el sonido actual del quinteto/sexteto, será lo que los mantendrá ocupados al acabar esta gira. El siguiente paso será el 19 y 20 de diciembre en el porteño Estadio Obras. Pero seguramente habrá más presentaciones.

Yendo más allá (pero desde acá), cuando vemos a Santi cantar «El universo» al volver para los bises, también vemos a otro cantante. Solo con el teclado de Chatrán Chatrán y sin el bajo como escudo parece que su voz fluye distinto. Más aún cuando a ellos se suma el resto de la banda y Diego Cendra como bajista invitado.

«Vamos a hacer una de Los Planetas, una de las mejores bandas», anuncia Santi antes de arrancar con «Estos últimos días». Con los granadinos los une una admiración mutua y la certeza de que han sido influencia para las nuevas generaciones del indie español, representadas en artistas como Carolina Durante, Toldos Verdes o Apartamentos Acapulco.

En su proyecto solista es habitual verlo a Santiago sin el bajo, transformado en otro tipo de frontman. ¿Será esa la nueva reencarnación de la banda? ¿Qué pasará con Él Mató después de las celebraciones de la Trilogía? En el aire se sienten vientos de cambio, porque ellos mismos han demostrado que cada tanto tiempo es necesario derrumbar la casa y empezar de nuevo. Pero quizás solo sea el inevitable contagio del espíritu apocalíptico y melancólico de algunas de las canciones que sonaron hoy.

Después de «Fuego», Santi se dirige por última vez directo al público. «Gracias por venir esta noche tan hermosa. Esto es increíble. Nunca jamás soñamos esto, y ya se está acabando. Pero si ustedes quieren más hacemos más». Y así llega la hora del adiós, con «Ahora imagino cosas», «Chica de oro» y «Mi próximo movimiento». Desde ahí arriba, con mayor claridad, una mejor perspectiva y la determinación que otorga tener el rifle en la mano, El Mató sabrá qué hacer en su próximo movimiento. Todo va a ir más o menos bien.

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